Mi pequeña gran persona
¡Cómo pasa el tiempo! Ya tienes cuatro años, camino de cinco. Parece que fué ayer…
En tu cabeza, ya hay ideas propias, algunas las pruebas una temporada y si no te valen las cambias, nada es permanente. Todo cambia. Bendita niñez. Experimentas con todas las cosas, hasta con los sentimientos. Cada mañana me despiertas con algo nuevo y sorprendente, gracias a tí, aunque los días parecen iguales, no lo son. Tu los llenas, los cambias y los transformas con tus ocurrencias, y yo, aunque a veces no tengo ganas, no me queda más remedio que reir, Y tú piensas que me río de tí. No es así, quiero reirme contigo, con esas cosas que preguntas tan seria que hasta parece que has vivido cien años. Muchas veces me pregunto si no será así, porque hay veces que me sorprendo con las cosas que comprendes…que sin haberlas vivido antes es casi imposible…pero bueno, aún eres una niña (grande, pero niña) y poco a poco vamos conociendonos un poco mejor.
Por las noches no me canso de decirte al acostarte que te queremos mucho (y tu también nos quieres, nunca se te olvida repetirlo). Lo digo con la boca, con el corazón y casi siempre con los actos. Aunque algunas veces te parezca que no es así, que mis actos no son de amor…no lo creas. Y cuando grito no es que ya no este contenta o feliz, es que me he puesto nerviosa y ya sabes que yo grito mucho…(pero no muerdo). Estoy trabajando para aceptar todo lo que me pasa, para «amar lo que es» y no agobiarme con lo que mi cabeza me dice que debe ser y no es.
Asko maite zaitut